Las personas que duermen con interrupciones tienen un mayor riesgo de estar deprimidos y con peor estado de ánimo
Somos un país de durmientes no saludables. Según datos de la Sociedad Española de Neurología (SEN), se calcula que un 30% de la población adulta padece insomnio transitorio, es decir, dificultad ocasional para dormir. Cuando esta situación se alarga más allá de los seis meses, el insomnio es crónico. Esta modalidad afecta a entre el 10% y el 15% de la población, a unos cuatro millones de españoles. La situación además se ha agravado con la llegada de la tecnología a nuestras vidas: las tablets o smartphones nos roban cada día más horas de sueño.
Pero en realidad, ¿cuál es el peor tipo de sueño para su salud? ¿el que padece una persona que se acuesta a hora aconsejable pero que se despierta cada cierto tiempo o el de aquel que duerme pocas horas porque se acuesta tarde pero lo hace del ‘tirón’? Por fin los científicos pueden haber dado con la respuesta.
En un estudio que se publica en la revista «Sleep», el equipo de Patrick Finan, de la Universidad Johns Hopkins, ha comparado los dos tipos de sueño en un grupo de 62 hombres y mujeres sanos que eran buenos ‘durmientes’. Los participantes pasaron tres días y noches en un laboratorio del sueño y respondieron a las preguntas acerca de su estado de ánimo cada noche antes de dormirse.
Mientras dormían, los investigadores analizaron sus etapas de sueño para que documentar cuándo y cuánto tiempo duraba cada una de ellas. Un tercio de los voluntarios fueron asignados aleatoriamente a ser despertados varias veces durante la noche, a otro no se les permitía irse a dormir hasta bien entrada la noche, pero no se les despertaba, y al grupo final, que actuó como el control, se les permitió dormir sin interrupción toda la noche.
Cuando compararon el estado de ánimo de los tres grupos los investigadores vieron que se los ‘durmientes’ a los que se les interrumpió el sueño y aquellos que se acostaban ambos mostraron caídas en su estado de ánimo después de la primera noche. Pero en los siguientes noches, aquellos que dormían a ‘trompicones’ seguían informando de una disminución de sentimientos positivos, mientras que los que dormían poco ya no y mantenían un estado de ánimo similar al de la primera noche
Los investigadores vieron además que esta caída en el estado de ánimo se produjo independientemente de lo que los participantes informaron sobre la escala de estado de ánimo negativo. Según Finan, parece que dormir a ‘trompicones’ puede ser menos saludable que dormir poco.
Y cuando los investigadores analizaron los patrones cerebrales de los dos grupos a los que se les interrumpió el sueño de una u otra forma vieron que aquellos a los que se despertó varias veces mostraban menos ondas de sueño profundo que normalmente está ligado a con la sensación de descanso y reposo, que los que se observaban en los que había dormido las misma horas pero de forma seguida.
Los investigadores consideran que su información tiene implicaciones para la forma en la que muchas variables, desde el estrés a la depresión, puede afectar el sueño y el estado de ánimo. Por ejemplo, habría que profundizar si la depresión se asocia con un patrón sueño con interrupciones o con un sueño más breve, señala Finan.
El estudio tampoco desvela si existe un umbral a partir del cual la falta de sueño comienza a afectar negativamente el estado de ánimo de la misma manera que lo hace las interrupciones en el descanso. «Parece que la pérdida de este tipo de sueño deteriora la capacidad para recuperarse o estabilizar las emociones positivas en respuesta a factores de estrés –señala-. Por ello, deberíamos estar prestando atención no solo a la cantidad o calidad de sueño, o simplemente a la cantidad o calidad del estado de ánimo o emociones, sino a la combinación de ambos».
Además, añade Finan, el estudio sugiere que los efectos de la interrupción del sueño en el estado de ánimo positivo pueden ser acumulativos, ya que las diferencias entre los grupos surgieron después de la segunda noche y continuaron el día después de la tercera noche del estudio. Sin embargo, reconoce, se necesitan más estudios para aprender más acerca de las fases de sueño en personas con insomnio y el papel que desempeña un noche de recuperación del sueño.
Fuente: ABC